Desde hace más de una década, nuestra sociedad se ha visto inmersa en un mundo lleno de móviles, tabletas y ordenadores. Todos, jóvenes, niños y adultos, nos vemos atraídos por lo que ofrecen.
¿Qué características tienen para que todos vivamos pendientes de ellos?
- Atractivo visual y auditivo
- Rapidez, instantaneidad
- Ubicuidad, las podemos utilizar en cualquier lugar.
- Nos mantienen «conectados» a los demás y a cualquier evento
- Entretienen e informan en tiempo real.
- Tarifa plana
- …
Los niños y jóvenes no son ajenos a esta realidad que tanto apasiona a todos. Parece que el mundo se desarrolla más en línea que alrededor nuestro. De repente, la vida virtual es más interesante que la real.
¿Qué nos está pasando? La novedad, los colores, las imágenes y el buen hacer de los e-profesionales nos mantienen «enganchados». ¿A qué nos enganchan? A los likes, a la última noticia, al último whatsapp, a la última publicación en instagram de conocidos y famosos. Queremos saberlo todo de todos. Cada vez que suena el móvil, se produce una pequeña descarga de dopamina en nuestro cerebro. ¿Quién será, qué querrá decirnos, qué novedad nos ofrece? «mira a ver qué es», dice nuestro cerebro emocional. Y eso nos hace sentir bien.
Algunos adultos, y digo algunos, somos capaces de decir «espero un rato y luego miro». El riesgo en los niños y adolescente se ve incrementado debido a su falta de madurez y de experiencia de la vida. Viven una etapa muy emocional y todo lo que internet les ofrece para ellos es sumamente atractivo.
Por eso, los padres y madres tenemos la obligación de observar qué relación tienen nuestros hijos con las pantallas. Algunos de ellos, más maduros y con una afectividad bien resuelta, harán un uso racional de ellas, dedicando un tiempo al día. Otros, más inmaduros o con distintos niveles de atracción por lo desconocido, o con necesidades afectivas, tendrán mayores problemas para dedicar su tiempo a otros asuntos también interesantes, como puede ser una conversación familiar, una afición, estudiar, dormir o el deporte. Cómo padres y madres, tenemos la obligación moral de controlar el tiempo que nuestros hijos pasan conectados. Y lo más importante, con nuestro uso racional del móvil, seremos el ejemplo que necesitan para no dejarse engullir por el mundo virtual.
Por Gabriela Michel